-A esta altura no pensarás que vinimos a tomar un café para contarnos cosas.-
-¿Y a qué vinimos?– Prendiendo cigarrillo, el encendedor con la piedra gastada hacía la tarea todavía más difícil.
-Quiero que nos casemos. Ya no somos ningunos pendejos. ¿Vos estás esperando algo más?–
-Pero hace 5 años que no nos vemos, no seas salvaje. Yo no te conozco más. No digas boludeces…-
-¿Pero qué pasó en 5 años? Ya sé… habrás tenido tus historias, no me interesa. Yo soy la misma persona y vos también, con más experiencia… en hacer cagadas.-
-¿Estás diciéndolo en serio? Estoy asustándome…-
-Por supuesto que es en serio. Quiero pasarme el resto de la vida con vos. Ya te lo dije hace 5 años.–
-Hace 5 años me dejaste vos. Tan convencido no estabas, por lo visto.-
-Yo pensé que ibas a venir a buscarme, pero como te dejé ir una vez, esta vez no voy a dejar margen para que te escapes.–
-No, no quiero casarme con vos.-
-Dame un beso, no seas loca.- Sacó una cajita con forma de tomate de la mochila con un anillo.
-Bueno, casémonos. Pero no quiero volver a tener esta discusión nunca más.-
1 comentario
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Ahora mismo el mundo externo reclama saber la cuota de verdad del relato, si se trata de vos, etc.
No la dejes picando, porque realmente es muy extraordinario lo que planteás.
¿Se casan? ¿Quiénes?